Filosofía Antigua: Los presocráticos

Desde que se estableció que con los presocráticos nacen la filosofía y el pensamiento occidental, su importancia no ha dejado de crecer entre nosotros. Han sido presentados como el lugar idóneo para cualquier reflexión en profundidad sobre nuestro destino como Cultura Occidental. Es muy posible incluso que el sentimiento de que nuestro mundo ha convertido en pesadilla una buena parte de los sueños griegos acompañe nuestro creciente interés actual por ellos (tal podría ser la causa de la fascinación con la que nos provocan).

Sin embargo, los presocráticos no entregan su secreto fácilmente. La lectura que Aristóteles hizo de ellos (especialmente en el libro titulado Metafísica) sigue siendo hoy nuestro punto de referencia obligado, no tanto porque los leamos actualmente según su interpretación, como porque fue Aristóteles quien, comenzando a historiar la filosofía, decide quiénes fueron (y quiénes no fueron) los primeros filósofos. Estrictamente hablando la filosofía comienza a tener historia con Platón; los presocráticos pertenecen más bien al momento convulso/inicial en que se generan unos temas y unos problemas que, articulados en una reflexión organizada, alimentarán al pensamiento de la civilización occidental durante milenios. Ese instante de nacimiento de la filosofía sigue siendo, como ya dijera Nietzsche, un enigma.

Monistas: Son filósofos del siglo VI a.C. Consideran que una única realidad es la sustancia y principio de todos los seres.

Los Jónicos o Milesios: Nacen en la ciudad de Mileto, situada en la Jonia, y de ahí su nombre de Milesios o Jónicos.

Tales de Mileto (aprox. 624-546 a.C.): Es el primero de los pensadores presocráticos. Fue, según se cuenta, el primero en revelar a los griegos la investigación lógica de la Naturaleza (physis). Afirmó que todas las cosas están llenas de dioses; lo cual se puede interpretar en el sentido de que las cosas están vivas porque la physis tiene vida propia, es en realidad un gran organismo.

Sostuvo que el principio (arjé) o sustancia de todas las cosas es el agua (hýdro), la cual está dotada de vida y movimiento propio.

Tales es el primer griego que propone un principio o sustancia natural/material de las cosas. Sin embargo, su explicación mantiene todavía una clara continuidad cultural con los mitos, como queda reflejado por el gran parecido que existe entre la concepción de Tales de que todo procede del agua y el poema mítico-cosmogónico Enunma Ellis, compuesto en Mesopotamia unos 1.500 o 2.000 años antes de Cristo, en el cual se representa el inicio del Universo como un caos acuoso donde se entremezclaban tres clases de agua: la de los ríos, la de los mares y la de las nubes. Así pues, para Tales todas las cosas están formadas de agua, poseen una naturaleza (physis) acuática.

Anaximandro de Mileto (aprox. 610-545 a.C.): Confeccionó un mapa de la Tierra; realizó trabajos para determinar la distancia y el tamaño de las estrellas; afirmó que la Tierra es esférica y ocupa el centro del mundo. Sostuvo que el principio (arjé) o sustancia de las cosas no puede ser ninguna realidad material concreta, y de ahí que lo denominara ápeiron (ápeiron), es decir, lo indeterminado, lo indefinido, a partir del cual se fue formando el Universo mediante un proceso ordenado y necesario de equilibrio cósmico: un proceso de Justicia (díke) universal. El más antiguo texto de filosofía que se conoce es la siguiente frase de Anaximandro: “De donde las cosas tienen origen, hacia allí tiene lugar también su perecer, según la necesidad; pues dan justicia y dan pago unas a otras de la injusticia según el orden del tiempo”.

Anaximandro es el primero en proponer como principio sustancial de las cosas no algo concreto y material, observable con los sentidos, sino una abstracción sólo pensable: el ápeiron. Además, formula la idea de que existe una necesidad en el acontecer universal.

Anaxímenes de Mileto (aprox. 585-524 a.C.): Afirmó que el principio (arjé) o sustancia de todo lo que existe es el aire (áer), del cual proceden todos los seres mediante dos procesos naturales: uno de rarefacción, que produce los seres más ligeros, y otro de condensación, que produce los más pesados. A partir del aire y por rarefacción se produce el fuego, y por progresiva condensación primero las nubes, de éstas el agua, del agua la tierra y de la tierra las piedras. De Anaxímenes es la siguiente frase: “Como nuestra alma (psijé), siendo aire, nos rige, también soplo y aire envuelve al mundo todo”. Esta frase viene a decir que de igual modo que el aliento es lo que anima al hombre y lo mantiene vivo, un aliento/un aire es el principio (arjé) que anima y da vida al Universo.


Fuente: http://mimosa.pntic.mec.es/~sferna18/materiales/salus2/HISTORIA_DE_LA_FILOSOFIA.pdf

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